miércoles, 12 de junio de 2013

Comprender el "no" de los niños (extracto). Por Xavier Serrano

La frustración crea sometimiento

Pero ¿qué ocurre cuando no se permite la manifestación del instinto en los primeros años de vida reprimiendo las manifestaciones agresivas? El niño ve ahogadas sus expresiones reivindicativas que toman diversas formas según su momento de crecimiento, por lo que ese impulso se va mermando, perdiendo el contacto con algunas de sus necesidades básicas, alterando como consecuencia de ello su ritmo biológico. Todo ello ocasiona un remanente “pulsional” (necesidad de cariño, de placer, de contacto con las cosas, de exploración) que puja por salir y que al no poder hacerlo provoca frustración y rabia, estableciéndose una base destructiva inconsciente que puede manifestarse posteriormente, bien a través de síntomas o de actitudes sádicas y violentas en función de las circunstancias del momento y del grado de represión vivido en la infancia y la adolescencia.


Imagen extraida de globedia.com
Por eso una rabieta o una expresión de rabia no tiene el mismo significado en todos los niños al estar condicionado por las vivencias que ha tenido anteriormente, siendo este un factor diferencial muy importante a la hora de abordar dinámicas de violencia más graves que se pueden generar en los sistemas familiares, partiendo siempre de la confianza en el niño, el respeto y la tolerancia.

En este sentido el pedagogo inglés, fundador de la escuela “Summerhill”, A.S.Neill, escribió: “Actualmente deposito mi confianza en la libertad, la libertad da buen resultado en todos los casos, aunque no es totalmente terapéutica para los niños que estuvieron huérfanos de amor en la primera infancia.... La libertad no se apuntala con palabras sino con hechos. La mejor forma de curar a un niño que desea romper ventanas consiste en sonreir y ayudarlo a demoler los vidrios”. Porque solo si el niño se ve aceptado y reconocido desde su realidad sea cual fuera, puede estar receptivo a sus propios procesos y generará cambios.

En realidad es a través del amor como la agresividad ejercerá su función ecológica. Mientras que con nuestra incomprensión e intolerancia, o sencillamente nuestra posición narcisista de pensar que somos los que sabemos y los niños los que no saben y por tanto tan solo pueden aprender —sinónimo de sometimiento, al estilo “supernani”— será suficiente para bloquear lo instintivo, lo natural, y anular el diálogo desde lo viviente, desde el amor. Lo que facilitará personas con estructuras encogidas, débiles, vulnerables y con tenencia al sometimiento; o bien narcisistas, fanfarronas y sádicas, todo lo cual sintoniza con la realidad social en la que vivimos y por tanto la sostiene y refuerza.

Como solía decir mi mentor Federico Navarro, neurosiquiatra italiano, poder decir “no” es señal de seguridad personal que refleja un yo fuerte, sin miedo, y por tanto es la base para el respeto y la solidaridad social."

Cómo actuar ante la negación de los niños

Para el niño la negación es una forma de mostrarse al mundo y por tanto forma parte del proceso de identidad que el adulto puede favorecer con sus actos. 

Durante los primeros tres años:espejo

En cuanto reacción visceral, vinculada a su instinto de autoconservación y su agresividad natural de cachorro mamífero, observarla sin juzgarla, incluso valorarla positivamente tanto a través de la palabra como desde la empatía.

De los cuatro a los siete años:Yo-Otro

Al ser una edad en la que lo instintivo se va integrando con lo raciónal , la negación, se mostrará confianza en su decisión final escuchando su negativa verbal o corporal y si no es acorde a la posición del adulto, se le pueden plantear sugerencias y posibles alternativas con un razonamiento básico para que pueda elegir.

A su vez es la edad donde los padres tienen que hacerle ver sus opiniones, inquietudes y necesidades para que, al igual que hace el adulto las vaya reconociendo, respetando ,teniéndolas presentes en sus opciones: Yo-otro

De los ocho años en adelante:Yo con los otros

Al existir ya una capacidad para participar activamente en lo grupal y lo social, las negaciones tienen que tener un sentido y unas razones que, cuando supongan conflicto de intereses , deben ponerse los medios para el contraste, y la búsqueda de soluciones y decisiones de forma conjunta y con compromisos y pactos establecidos previamente que se deben respetar y cumplir, en cuanto han sido decisiones tomadas por él mismo. Facilitando la cooperación y la solidaridad: Yo con los otros

En el caso en que el niño haya vivido un distres o violencia traumática durante la vida intrauterina y los primeros meses de vida extrauterina las negaciones serán reactivas, disfuncionales, buscando la descarga de tensión a través de la catarsis motriz y de la negación destructiva.

EXTRAIDO DE MI ULTIMO ARTICULO PUBLICADO EN MENTE SANA: "COMPRENDER EL "NO" DE LOS NIÑOS.( MES DE JUNIO, NUMERO 93)
Xavier Serrano Hortelano
Director-Responsable didáctico
Escuela Española de Terapia Reichiana  ES.TE.R

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